sábado, 12 de enero de 2008

Odio-ntologia




¿A qué se debe tanto disgusto al odontólogo? Generalmente, el origen del rechazo se encuentra en el miedo, fundado en la vieja premisa que asocia la práctica odontológica con el sufrimiento y el dolor.

Aunque, con el paso del tiempo, esta idea pudo revertirse en parte gracias a la aparición de la anestesia, la visita al dentista, a muchos todavía los llena de pavor.

Entonces cabe preguntarse, ¿qué pasaría si cada seis meses, como indican los especialistas, se realizase una consulta preventiva? ¿El miedo al dentista desaparecería? La respuesta es abierta -es verdad- pero sin duda una mayor salud dental reduciría la necesidad de realizar extracciones dentarias o incómodas maniobras de salvataje.

El inconsciente colectivo imagina que sacarse una pieza dentaria no implica ninguna complicación mediata y supone sólo la solución inmediata: terminar con el dolor.

Esta equivocada idea ignora que la boca es un sistema que trabaja en forma armónica y que, los espacios que dejan las piezas extraídas, afectan a las restantes, que se lesionan por la mayor fuerza oclusiva que tendrán que soportar y para la que no están preparadas.

Los dientes en sí mismos cumplen una función en el cuerpo humano, y por ende son un órgano más. ¿Por qué si nos duele mucho un dedo no pensamos en ir al médico para que lo extraiga, y sí lo hacemos con los dientes?

Nuestros dientes son parte importante de nuestro cuerpo y hay que cuidarlos.

Antes, se pensaba que con los años era natural ir perdiendo los dientes. Ahora se sabe que esto no es verdad. Si se siguen algunos pasos sencillos para mantener los dientes y encías sanas, además de visitar periódicamente al odontólogo, la vida de nuestros dientes se puede prolongar por más tiempo. Por eso, la palabra clave es la prevención, la cual es imposible si no se acompaña de un mínimo de información y conocimiento.


Por qué se pierden los dientes?
Una de las causas más importante de la pérdida en adultos, son las enfermedades periodontales, que afectan a tres de cada cuatro personas en algún momento de sus vidas. Estas se dividen, básicamente, en gingivitis y periodontitis, teniendo a su vez, cada una, varias subclasificaciones de distinta gravedad.

La gingivitis es la inflamación de las encías sin destrucción de hueso y por lo tanto reversible. El tratamiento de este proceso, por otra parte sencillo, es muy importante ya que puede evitar la progresión a la periodontitis, conocida popularmente como "piorrea", donde hay daños irreversibles en las encías y estructuras de soporte de las piezas dentarias. La progresión de la enfermedad sin tratar, hace que los dientes se vuelvan móviles, pudiendo caerse o requerir ser extraídos.

Los signos más típicos de la enfermedad periodontal son las encías inflamadas y dolorosas; el sangrado espontáneo o al cepillar; la retracción de las encías, la sensibilidad; el mal aliento persistente; la movilidad dentaria; el desplazamiento de dientes y los cambios en la mordida y flemones de repetición en las encías, entre otros.

La enfermedad periodontal es una enfermedad de causa multifactorial, entre las cuales se encuentra el acumulo de placa bacteriana, que es una capa pegajosa de consistencia blanda, mate, color blanco-amarillo que se forma constantemente, adhiriéndose sobre las piezas dentarias y en la unión de estas con la encía que las rodea. De acuerdo a su composición algunos tipos de placa causan las caries dentales, mientras que otros causan enfermedades de las encías.

Una buena técnica de higiene bucal meticulosa tres veces al día, (después de desayunar, almorzar y cenar) es esencial tanto para prevenir como para tratar la enfermedad.


1 comentario:

maribel dijo...

Hola! la verdad que me siento muy identificada con tu blog te felicito
pues te comento que yo me realice un un Tratamiento y los resultados fueron muy buenos se los recomiendo
saluditos